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La Iglesia Adventista del Séptimo Día reconoce la importancia del papel que desempeñan las mujeres en el cumplimiento de la misión de la iglesia de difundir el evangelio. Parte de esa misión incluye satisfacer las necesidades físicas, intelectuales y sociales de quienes nos rodean, así como lo hizo Jesús cuando vivió en esta tierra.

Las investigaciones señalan que hay seis grandes desafíos en la vida de todos los seres humanos, y de las mujeres en particular: 1) la alfabetización, 2) la pobreza, 3) el abuso, 4) la salud, 5) las horas y condiciones de trabajo, y 6) las oportunidades de recibir formación y orientación profesionales. Para intentar satisfacer estas necesidades, el Departamento de Ministerios de la Mujer de la Iglesia Adventista ha dado un énfasis especial a la alfabetización para el año 1995.

La incapacidad para leer afecta a todos los aspectos de la vida de una persona: su poder adquisitivo, las oportunidades profesionales, el acceso a la información sobre la salud e incluso a la capacidad de criar adecuadamente a sus hijos. Si alguien no sabe leer, se le abren muchas menos puertas a las oportunidades.

Enseñar a leer abre posibilidades inmensas que permiten a las personas informarse sobre temas educativos, de salud, de crianza de los hijos y de la relación matrimonial. Asimismo, ofrece oportunidades inmejorables a los maestros para que alcancen a otras personas a través de este ministerio.

Los adventistas reconocemos una razón de mayor trascendencia para compartir el don de la lectura: Creemos que la capacidad de leer la Palabra de Dios —las buenas nuevas de salvación— no debería ser privilegio exclusivo de unos pocos. Sostenemos que todo hombre, mujer y niño debe tener acceso a las verdades y al poder edificante de la Biblia.

 

Declaración aprobada por la Junta Administrativa de la Asociación General y dada a conocer por Robert S. Folkenberg, presidente de la Asociación General, en el Congreso de la Asociación General celebrado en Utrecht, Holanda, 29 de junio al 8 de julio de 1995.

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