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Declaraciones oficiales

El cuidado de la creación 

Declaración sobre el medio ambiente

 

El mundo en el que vivimos es un don de amor de Dios nuestro Creador, que «hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas» (Apoc. 14: 7). En el marco de esta creación Dios colocó a los seres humanos, con el propósito de que se relacionaran con él, con sus semejantes y con su entorno. Por consiguiente, los adventistas sostenemos que la conservación y el cuidado de este planeta se hallan íntimamente relacionados con nuestro servicio al Creador.

Dios apartó el séptimo día, el sábado, como un monumento conmemorativo y un recordatorio perpetuo de su obra creadora y de la fundación del mundo. Al descansar en ese día, los adventistas consolidamos la relación especial que existe entre el Creador y su creación. La observancia del sábado pone de relieve la importancia de nuestra integración con todo el medio ambiente.

La decisión del ser humano de desobedecer a Dios alteró el orden original de la creación, lo cual provocó una discordancia ajena a sus propósitos. De ahí que la atmósfera y el agua estén contaminadas, los bosques y la fauna asolados y los recursos naturales sobreexplotados. Los adventistas reconocemos que los seres humanos somos parte de la creación de Dios; por ello, nuestra preocupación por el medio ambiente incluye también la salud personal y el estilo de vida. Defendemos un estilo de vida saludable y rechazamos el consumo de sustancias tales como el tabaco, el alcohol y otras drogas que dañan el cuerpo y dilapidan los recursos de la tierra. Promovemos asimismo una alimentación vegetariana sencilla.

Los adventistas nos sentimos comprometidos a relacionarnos con todos los seres humanos de manera respetuosa y solidaria, reconociendo nuestro origen común y teniendo en cuenta que la dignidad humana es un don del Creador. Debido a que la pobreza y la degradación ambiental se hallan relacionadas entre sí, nos empeñamos en mejorar la calidad de vida de nuestros semejantes. Nuestra meta es un desarrollo sostenible de los recursos que permita al mismo tiempo satisfacer las necesidades humanas.

El verdadero progreso en el cuidado del medio ambiente depende tanto del esfuerzo individual como del colectivo. Aceptamos el desafío de actuar en pro de la restauración del diseño global de Dios. Motivados por la fe en el Señor, nos comprometemos a promover la sanación resultante de vivir, tanto a nivel personal como ambiental, vidas equilibradas y consagradas al servicio de Dios y de la humanidad.

Mediante este compromiso confirmamos nuestra mayordomía sobre la creación de Dios y creemos que la restauración completa se concretará cuando el Señor haga nuevas todas las cosas.

Declaración aprobada por la Junta Directiva de la Asociación General el 12 de octubre de 1992 en el Concilio Anual celebrado en Silver Spring, Maryland. 

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