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Declaraciones oficiales

Declaración de misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día

La misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día es hacer discípulos de todas las naciones mediante la proclamación del evangelio eterno en el contexto de los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14: 6-12, guiándolos a aceptar a Jesús como Salvador personal y a unirse a su iglesia remanente, e instruyéndolos para que sirvan al Señor y se preparen para su pronto regreso.

Llevamos adelante esta misión bajo la conducción y capacitación del Espíritu Santo, por medio de:

1. La predicación: Habiendo aceptado la comisión de Cristo registrada en Mateo 28: 18-20, anunciamos a todo el mundo, en estos últimos días, el evangelio eterno del amor de Dios, revelado de manera más plena en la vida, el ministerio, la muerte expiatoria, la resurrección y el ministerio de intercesión sacerdotal de su Hijo. Reconocemos que la Biblia es la revelación infalible de la voluntad de Dios, por lo que presentamos la totalidad de su mensaje, que incluye la

segunda venida de Cristo y la autoridad permanente de su ley expresada en los Diez Mandamientos, entre ellos, el recordatorio del séptimo día, el sábado, como día de reposo.

2. La enseñanza: Reconociendo que el desarrollo de la mente y del carácter es esencial para el plan redentor de Dios, promovemos una comprensión cada vez más madura de Dios y de nuestra relación con él, con su Palabra y con el universo creado.

3. La sanidad: Sostenemos los principios bíblicos relativos al bienestar integral de la persona, por lo que damos prioridad a la conservación de la salud y la curación de los enfermos y, mediante nuestro ministerio hacia los pobres y oprimidos, cooperamos con el Creador en su compasiva obra de restauración.

4. El discipulado: Creemos que tanto el crecimiento espiritual como el desarrollo de todos los miembros se produce de manera progresiva, por ello formamos a los nuevos conversos, los instruimos en los principios de la vida piadosa, los preparamos para una testificación eficaz y los alentamos a ser obedientes a la voluntad de Dios.

 

Declaración aprobada por la Junta Directiva de la Asociación General el 13 de octubre de 2009 en el Concilio Anual en Silver Spring, Maryland.

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