Biblia, fe y salud
La Iglesia Adventista del Séptimo Día comparte la creencia bíblica que el ser humano fue creado a imagen de Dios. (Génesis 1:27). En el origen, la vida gozaba de perfecta salud y harmonía con la naturaleza y sus criaturas.
La invasión del pecado en el mundo separó al ser humano de su Creador, distorsionó esa imagen divina y, como consecuencia de ello, la vida sufrió el deterioro de la salud física, mental, social y espiritual. (Génesis 3).
Pero mediante el Plan de Salvación, la promesa de Dios es restaurar la vida y la salud con la plenitud original que fue creada. (Apocalipsis 21:1-4)
El deseo de Dios es que sus criaturas puedan gozar de abundante salud en todas sus áreas. Por eso, nos invita a adoptar principios de estilo de vida, que nos permitan disfrutar esa restauración de la imagen divina.
Mediante la Biblia y el gran libro de la naturaleza, Dios revela los principios de la vida. La Biblia, como Palabra de Dios, enseña que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (1ª Corintios 6:19,20); así pues, como hijos e hijas de Dios, nos corresponde la tarea de conocer dichos principios y cooperar con Él en restablecer la salud individual y colectiva.
La fe adventista cree que Dios trabaja de forma constante para aliviar el sufrimiento y sanar a las personas en su nivel más profundo, confiando que el poder sanador de Dios sigue disponible hoy, al igual que lo manifestó Jesús durante su vida en la Tierra:
“Él [Dios] está tan dispuesto a sanar a los enfermos ahora como cuando estuvo personalmente en la tierra. Los siervos de Cristo son sus representantes, los canales de su obra. Por medio de ellos desea ejercer su poder sanador.” (Ellen G. White. El Deseado de todas las gentes, p. 823).
Historia y Ministerio de la Salud Adventista
Desde sus inicios, la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha considerado el mensaje de salud como un aspecto fundamental de su identidad y misión.
En la historia de la Iglesia Adventista mundial encontramos un amplio testimonio de ministerio sanitario práctico.
Los escritos sobre salud y estilo de vida de Ellen G. White, pionera adventista y mensajera de Dios, son una valiosa ampliación de los principios bíblicos y representan una guía referente en la actualidad.
Durante más de 150 años, la iglesia ha promovido la prevención y el cuidado de la salud integral de las personas de muy diversas maneras en todo el mundo. Este servicio incluye publicaciones sobre salud, educación sobre estilo de vida, creación de hospitales y clínicas en múltiples países, formación de profesionales de la salud, iniciativas de salud comunitaria, misiones médicas solidarias, etc.
Mediante la página oficial del Departamento de Ministerios de la Salud de la Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, se puede conocer con detalle toda la labor vinculada a la salud, en todos sus aspectos, que lleva a cabo la iglesia a nivel mundial.
Filosofía Adventista de la Salud
La filosofía global de la Iglesia Adventista del Séptimo Día respecto a la salud destaca la relevancia de la prevención de la enfermedad y el alivio del sufrimiento mediante hábitos saludables de estilo de vida, que se corresponden con el modo en que Dios creó al ser humano para vivir.
Al mismo tiempo, reconoce y asume la eficacia tanto preventiva como terapéutica de la ciencia médica basada en la evidencia disponible.
En lugar de ordenar normas de conducta, los adventistas se suman al llamado mutuo de vivir la vida como un testimonio positivo del amor y el cuidado de Dios, reconociendo la autonomía de cada persona y la libertad de elección que Dios otorga al ser humano.
Formar parte de ese testimonio, incluye cuidar la propia salud, apelando al llamado de Dios a cuidar del propio cuerpo, tratándolo con el respeto que merece como diseño y creación divinos.
El cuidado, promoción y protección de la salud que sostiene la Iglesia Adventista entiende como clave para el bienestar la búsqueda de una vida de equilibrio y temperancia, de forma global e integral de toda la persona.
Descubrir en la naturaleza aquellos principios que, usados adecuadamente, facilitan disfrutar de una salud vibrante, forma parte de una vida entregada a la alabanza y adoración del Creador.
Son ejemplo de ello: el agua pura, el aire fresco y la luz solar; así como la elección de una alimentación basada en plantas, la práctica de actividad física regular y el descanso reparador. Sin olvidar la abstinencia de sustancias tóxicas y/o adictivas como el tabaco, el alcohol, las bebidas estimulantes y otras drogas.
También la atención a los vínculos interpersonales forma parte de los principios adventistas de salud: una sexualidad plena, la adecuada gestión emocional, las relaciones sociales y laborales satisfactorias, la maternidad/paternidad y crianza consciente y responsable, la solidaridad y el servicio altruista, etc.
Por todo lo descrito, la Iglesia Adventista invita a vivir una salud de estas características como el don de un Dios amante que desea que sus hijos e hijas disfruten de una vida plena y abundante. Al ser beneficiario de este Amor absoluto e incondicional, el creyente experimenta un sentido de correspondencia y gratitud hacia su Creador.
Como resultado de todo ello, los adventistas eligen alabar a Dios con una vida gozosa.