En 1874, John Nevins Andrews salió rumbo a Europa como el primer misionero oficial adventista. Andrews organizó un grupo de creyentes en Suiza y ayudó a iniciar una casa editora.
Hoy día, la Iglesia Adventista del Séptimo Día está presente en más de doscientos países. Su compromiso incluye la televisión satelital y la radio de onda corta en todo el mundo, un inmenso programa de publicaciones, miles de instituciones educativas, una gran red de hospitales y clínicas, y cientos de misioneros en el extranjero. También incluye una obra humanitaria mundial por medio de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA).
La obra misionera implica no solo compartir la historia de Jesús sino aliviar el sufrimiento. Jesús explicó que cuando regrese dirá a sus seguidores: “Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis; estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y fuisteis a verme […]. En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:35-40).
Los adventistas del séptimo día apoyan con generosidad la obra misionera por medio de sus diezmos y ofrendas. Como lo declara el sitio web de misión de la iglesia: “Mientras exista una persona que no conozca el amor de Dios, aún tendremos necesidad de misioneros”.