Los valores adventistas están basados en la revelación que Dios nos ha dado a través de la Biblia y de la vida de Jesucristo. El sentido de identidad y del llamamiento que hemos recibido derivan de nuestra comprensión de las profecías bíblicas, en especial de las que hacen
referencia al tiempo que precede inmediatamente al retorno de Cristo. En consecuencia, todo en la vida llega a ser una experiencia y demostración de nuestra relación con Dios y su reino.
Nuestro sentido de misión está motivado por la percepción de que cada ser humano, más allá de sus circunstancias, es de infinito valor para Dios y, por lo tanto, merece ser tratado con respeto y dignidad. Por medio de la gracia divina, cada persona es capacitada para aportar sus talentos a las diversas actividades de la familia de la iglesia, que los necesita para su crecimiento.
Nuestro respeto por la diversidad, la individualidad y la libertad halla su contrapeso en el interés por la comunidad. Somos una familia mundial de creyentes que se dedica a representar el reino de Dios en el mundo por medio de una conducta ética, el respeto mutuo y el amor desinteresado. Nuestra fidelidad a Dios incluye un compromiso con la iglesia, que es su cuerpo.
Declaración aprobada el 10 de octubre de 2004 por la Junta Directiva de la Asociación General en el Concilio Anual en Silver Spring, Maryland.