Skip to main content
Otros documentos

La observancia del sábado

Propósito y perspectiva

El objetivo principal de este documento sobre la observancia del sábado es ofrecer consejos y orientaciones a los miembros de iglesia que desean gozar de una experiencia más rica y significativa en la observancia de este día. Se espera que estas orientaciones sirvan de motivación para producir una reforma en la observancia del sábado en todo el mundo.

Somos conscientes de que la comunidad eclesiástica mundial enfrenta numerosos problemas en relación con la observancia del sábado, derivados de las distintas culturas e ideologías existentes y, por ello, se ha procurado tomar en consideración estas dificultades. Este documento no tiene el propósito de dar respuesta a todas las cuestiones relacionadas con la observancia del sábado, sino más bien el de presentar los principios bíblicos y las orientaciones dadas por el Espíritu de Profecía que puedan servir de ayuda a los miembros de iglesia en su búsqueda por seguir las indicaciones divinas. Se espera que las recomendaciones presentadas en este documento resulten de utilidad. En último término, sin embargo, las decisiones tomadas bajo circunstancias excepcionales tienen que estar motivadas por la fe y la confianza individual en el Señor Jesucristo.

El sábado, salvaguardia de nuestra relación con Dios

El sábado representa nuestra relación con Dios. Es una señal de la acción de Dios en nuestro favor en el pasado, el presente y el futuro. El sábado protege la relación del ser humano con Dios y nos brinda un tiempo esencial para profundizar esa relación. La observancia del sábado pone de

manifiesto la relación entre Dios y la familia humana, porque señala a Dios como Creador en un tiempo en que a los seres humanos les gustaría usurpar la posición de Dios en el universo.

En esta época de materialismo, el sábado guía a los hombres y las mujeres hacia lo espiritual y lo personal. Las consecuencias de olvidar el sábado como día santo son graves, pues conduce primeramente a la distorsión y finalmente a la destrucción de la relación personal con Dios.

Al observar el sábado damos testimonio de nuestra confianza en Dios como nuestro sustentador, nuestra salvación y nuestra esperanza en el futuro. Entendido así, el sábado es una delicia, porque entramos en el reposo divino y aceptamos la invitación de estar en comunión con él.

Cuando Dios nos pide que recordemos el sábado, lo hace porque quiere que lo recordemos a él.

Principios y teología de la observancia del sábado

1. Naturaleza y propósito del sábado. El origen del sábado se remonta a la Creación, cuando Dios reposó en el séptimo día (Gén. 1- 3). El sábado constituye una señal perpetua del pacto eterno entre Dios y su pueblo, para que este pueda conocer a quien los ha creado (Éxo. 31: 17) y santificado (Éxo. 31: 13; Eze. 20: 12), y para que puedan reconocerlo como el Señor su Dios (Eze. 20: 20).

2. Singularidad del sábado. El sábado constituye una ocasión especial para adorar a Dios como Creador, Redentor y Señor de la vida, con quien se unirá de nuevo la familia humana en la segunda venida. El mandamiento del sábado constituye el centro de la ley moral como el sello de la autoridad divina. Dado que es un símbolo de la relación de amor de Dios con sus hijos terrenales, los seres humanos tienen la obligación de respetar este don en el sentido de que deben hacer todo lo que esté en su mano para promover el sábado y participar durante ese día en actividades que los ayuden a establecer y realzar una relación perdurable con Dios. Por eso durante el sábado el pueblo de Dios ha de participar únicamente en actividades que estén dirigidas a Dios y a sus semejantes, y no en aquellas que respondan a la gratificación personal o a intereses egoístas.

3. Universalidad del sábado. La universalidad del sábado hunde sus raíces en la Creación. De ahí que sus privilegios y obligaciones sean vinculantes para todas las naciones y clases sociales (ver Éxo. 20: 11; 23: 12; Deut. 5: 13; Isa. 56: 1-8). La observancia del sábado atañe a todos los integrantes de la familia, incluidos los niños e incluso el «extranjero que está dentro de tus puertas» (Éxo. 20: 10).

4. Duración del sábado. La Biblia nos indica que el sábado comienza al final del sexto día de la semana y dura un día, es decir, va de tarde a tarde (Gén. 1; Mar. 1: 32), de puesta del sol a puesta del sol. En caso de que sea muy difícil determinar el momento de la puesta del sol, se dará inicio al sábado al final del día, que estará marcado por la disminución de la luz.

5. Principios orientadores para la observancia del sábado. A pesar de que la Biblia no trata de manera directa muchas de las cuestiones que podamos plantearnos actualmente respecto a la observancia del sábado, sí nos ofrece principios generales que pueden ser aplicados hoy (ver Éxo. 16: 29; 20: 8-11; 34: 21; Isa. 58: 13; Neh. 13: 15-22).

«La ley prohíbe el trabajo secular en el día de reposo del Señor; debe cesar el trabajo con el cual nos ganamos la vida; ninguna labor que tenga por fin el placer mundanal o el provecho es lícita en ese día; pero como Dios abandonó su trabajo de creación y descansó el sábado y lo bendijo, el hombre ha de dejar las ocupaciones de su vida diaria, y consagrar esas horas sagradas al descanso sano, al culto y a las obras santas» (El Deseado de todas las gentes, cap. 21, p. 183).

Este concepto, sin embargo, no propugna la inactividad total. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento nos invitan a atender las necesidades y aliviar los sufrimientos de los demás, porque el sábado es un día de bendición para todos, especialmente para los pobres y los oprimidos (Éxo. 23: 12; Mat. 12: 10-13; Mar. 2: 27; Luc. 13: 11-17; Juan 9: 1-21).

A pesar de ello, las buenas obras llevadas a cabo en sábado no deberían empañar la característica bíblica principal de la observancia sabática: el reposo (Gén. 2: 1-3). Esto incluye tanto el descanso físico (Éxo. 23: 12) como el reposo espiritual en Dios (Mat. 11: 28). Este último lleva al observador del sábado a buscar la presencia y la comunión con Dios en adoración (Isa. 48: 13), tanto al apartar momentos de quietud para la meditación (Mat. 12: 1-8) como al participar en el culto público (Jer. 23: 32, 2 Rey. 4: 23; 11: 4-12; 1 Crón. 23: 30 ff; Isa. 56: 1-8). Su propósito es reconocer a Dios como Creador y Redentor (Gén. 2: 1-3; Deut. 5: 12-15), y ha de ser compartido por las familias y también por la comunidad en general (Isa. 56: 1-8).

6. El sábado y la autoridad de la Palabra de Dios. Elena G. de White señala que el mandamiento del sábado es único, porque contiene el sello de la ley de Dios. Este es el único mandamiento que «contiene tanto el nombre como el título del Legislador. Declara que es el Creador del cielo y de la tierra, y revela así el derecho que tiene para ser reverenciado y adorado sobre todos los demás. Aparte de este precepto, no hay nada en el Decálogo que muestre qué autoridad fue la que promulgó la ley» (El conflicto de los siglos, cap. 27, p. 446).

Como señal del Creador, el sábado marca su soberanía y su autoridad. Por consiguiente, una observancia significativa del sábado indica la aceptación de Dios como Creador y Soberano de todo y reconoce su autoridad sobre toda la creación, lo que nos incluye a cada uno de nosotros. La observancia del sábado se basa en la autoridad de la Palabra de Dios. No existe ninguna otra razón lógica para ello. Los seres humanos tienen la libertad de entrar en una relación con el Creador del universo como con un amigo íntimo.

Es posible que, en ocasiones, los observadores del sábado sufran oposición como resultado de su compromiso con Dios de guardar ese día como santo. A quienes no reconocen a Dios como su Creador, puede parecerles arbitrario o inexplicable que alguien deje de lado toda labor durante el sábado simple y llanamente por razones religiosas. Pero la verdadera observancia del sábado es un testimonio de que hemos escogido obedecer el mandamiento de Dios. De esta manera reconocemos que estamos viviendo en obediencia a la Palabra de Dios.

El sábado constituirá una prueba especial en el tiempo del fin. El creyente tendrá que escoger entre ser fiel a la Palabra de Dios o a las autoridades humanas (Apoc. 14: 7, 12).

El hogar y la vida familiar y el sábado

1. Introducción. La vida en el hogar es la piedra angular de la verdadera observancia del sábado. Únicamente cuando cada cual guarde el sábado a conciencia en su propio hogar y acepte sus responsabilidades como miembro de su familia, podrá la iglesia mostrar al mundo el gozo y los privilegios del día santo del Señor.

2. Diferentes tipos de hogares. En el siglo XX se dan diferentes tipos de hogares. Existen hogares formados por los dos cónyuges y varios hijos; hogares formados por los cónyuges, pero sin hijos; hogares monoparentales con hijos, donde por muerte o divorcio, uno de los progenitores tiene que cumplir las funciones de padre y madre; hogares constituidos por alguien sin hijos que no se ha casado nunca o que se ha quedado solo por causa de la muerte del cónyuge o de un divorcio; y hogares en los que únicamente uno de los cónyuges es miembro de iglesia. Al analizar las necesidades y los problemas de estos tipos de familias, es necesario entender que no todos los principios y sugerencias enunciados en este documento se pueden aplicar a todos los casos.

3. El hogar y el sábado: dos instituciones sagradas. «En el principio» Dios colocó a un hombre y a una mujer en el Edén, que les fue dado como hogar. También «en el principio» Dios proporcionó el sábado a los seres humanos. Estas dos instituciones, el hogar y el sábado, están relacionadas entre sí. Ambas son dones de Dios; por lo tanto, ambas son sagradas. La segunda estrecha y enriquece de una forma única los lazos de la primera.

La comunión íntima es un elemento importante en el hogar. De igual manera, la comunión con otras personas también es un elemento importante del sábado, pues acerca a las familias a Dios y también a los miembros de la familia entre sí. Visto desde esta perspectiva, no podemos sobrestimar la importancia que tiene el sábado para el hogar.

4. Responsabilidades educativas de los adultos. Cuando Dios escogió a Abraham como padre del pueblo elegido, dijo: «Yo lo he elegido para que instruya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto» (Gén. 18: 19, NVI). Por lo tanto, está claro que a los adultos se les ha confiado una responsabilidad enorme en relación con el bienestar espiritual de sus hijos. Tanto por precepto como por ejemplo, han de proveer un tipo de estructura y una atmósfera que hagan del sábado una delicia y una parte tan vital de la vida cristiana que, mucho tiempo después de que los hijos hayan abandonado el hogar, estos continúen con las costumbres que aprendieron en su niñez.

En armonía con el mandato «les enseñarás [los mandamientos de Dios] diligentemente a tus hijos» (Deut. 6: 4-9), los adultos de la familia deberían enseñar a sus hijos a amar a Dios y a guardar sus mandamientos. Deberían enseñarles a ser leales a Dios y a seguir sus directrices. Desde su más tierna infancia, ha de enseñarse a los niños a participar del culto familiar de tal forma que la adoración en la casa de Dios llegue a ser una extensión de una costumbre familiar. También desde la infancia, es necesario inculcar a los niños la importancia de asistir a la iglesia, pues la verdadera observancia del sábado incluye la asistencia a la casa de Dios para adorarlo y estudiar la Biblia. Los adultos de la familia han de dar ejemplo asistiendo a los cultos del sábado, estableciendo así un modelo que los hijos puedan considerar relevante cuando a ellos les toque tomar decisiones sobre todo lo que realmente tiene valor en la vida. A medida que los niños crecen debería enseñárseles, por medio del diálogo y del estudio de la Biblia, cuál es el significado del sábado, su relación con la vida cristiana y su carácter perdurable.

5. La preparación para el sábado. Para que el sábado sea observado correctamente, hay que planificar la semana de tal manera que todos los miembros de la familia se encuentren listos para dar la bienvenida al comenzar el día santo del Señor. Esto significa que los miembros adultos de la familia han de haberse programado de antemano para que todas las tareas del hogar —compras y preparación de comidas, elección de vestimenta, y todas las demás necesidades de la vida cotidiana— se terminen antes de la puesta de sol del viernes. El día de reposo debería ser el eje central alrededor del cual gire toda la semana. Cuando se aproxima el atardecer del viernes y se acerca la hora de la puesta del sol, los adultos y los niños tienen que estar listos para dar la bienvenida al sábado en paz y sosiego con todos los preparativos terminados. De este modo, el hogar se hallará listo para pasar las siguientes veinticuatro horas en comunión con Dios y con el prójimo. Los niños pueden contribuir con las tareas de preparación para el sábado si se les dan responsabilidades de acuerdo a su madurez. La manera en que la familia afronte el comienzo del sábado a la puesta de sol del viernes y pase la noche del viernes establecerá las condiciones para que sus integrantes reciban las bendiciones que el Señor tiene reservadas para todo el día santo.

6. La vestimenta adecuada para el sábado. En los hogares donde hay niños, mientras la familia se viste para ir a la iglesia los sábados por la mañana los adultos pueden aprovechar la oportunidad para, por precepto y ejemplo, enseñar a los niños que una manera de honrar al Señor es presentarse en la casa de Dios aseados, con ropa que sea representativa y apropiada de acuerdo con la cultura en la que viven.

7. Importancia del estudio de la Biblia. Cuando los niños no gozan del privilegio de asistir a una escuela adventista, la Escuela Sabática se convierte en el medio más determinante de instrucción religiosa después del hogar. No es posible sobrestimar el valor de esos momentos de estudio de la Biblia. Por eso los padres han de asistir a los programas del sábado por la mañana y hacer todo lo posible para que sus hijos los acompañen.

8. Las actividades familiares en sábado. En la mayoría de las culturas el almuerzo del sábado, cuando la familia se reúne alrededor de la mesa, constituye un momento destacado de la semana. El espíritu de gozo y comunión que se inició al levantarse y continuó durante los cultos de la iglesia, ahora se intensifica. Libres de las distracciones de un entorno secular, la familia puede dialogar sobre temas de interés mutuo conservando el ambiente espiritual del día.

Cuando se comprende el carácter sagrado del sábado y existe una relación afectuosa entre los padres y los hijos, todos contribuirán a que durante las horas sagradas se eviten intromisiones de música, radio, video, televisión, periódicos, libros y revistas seculares.

En la medida de lo posible, los sábados por la tarde se dedicarán a actividades familiares, como explorar la naturaleza, visitar a los presos, a los enfermos o a personas que necesiten recibir ánimos, y a participar en las reuniones de la iglesia. A medida que los niños crezcan, las actividades se ampliarán para abarcar a otros amigos de la iglesia de su misma edad, teniendo siempre en mente la pregunta: «¿Me ayudará esta actividad a comprender mejor la verdadera naturaleza y la santidad del sábado?». De esta manera, la observancia apropiada del sábado en el hogar tendrá una influencia perdurable en el tiempo y por la eternidad.

La observancia del sábado y las actividades recreativas

1. Introducción. La observancia del sábado incluye tanto el culto como la comunión. La invitación a gozar de ambos es amplia y generosa. El culto de adoración sabático dirigido a Dios por lo general se lleva a cabo en una comunidad de creyentes. Esta misma comunidad ofrece comunión. Tanto el culto como la comunión ofrecen innumerables posibilidades de alabar a Dios y enriquecer las vidas de los cristianos. Cuando se distorsiona o se hace un uso inapropiado del culto o de la comunión, se ponen en peligro la alabanza a Dios y el enriquecimiento personal. Como un don por el cual Dios mismo se entrega a nosotros, el sábado produce verdadero gozo en el Señor. Es una oportunidad para que los creyentes reconozcan y alcancen todo el potencial que Dios les da. De ahí que el sábado sea una delicia para los creyentes.

2. Factores ajenos a la observancia del sábado. Con facilidad se interponen a nuestra observancia del sábado elementos ajenos al espíritu sabático. El creyente debe estar siempre alerta a los factores externos que podrían menoscabar su comprensión de la santidad del sábado en su experiencia de adoración y comunión. El sentido de la santidad del sábado se ve amenazado especialmente por tipos de comunión y actividades inapropiadas. En contraste, realzamos la santidad del sábado cuando hacemos que el Creador sea el centro de ese sagrado día.

3. Los condicionamientos culturales en la observancia del sábado. Es importante comprender que los cristianos que rinden obediencia a Dios observan el sábado dentro del marco histórico y cultural en el que viven. Es posible que tanto la historia como la cultura condicionen y distorsionen nuestros valores. Si nos escudamos en la cultura podemos ser culpables de justificar nuestra participación en deportes o actividades recreativas incompatibles con la santidad del sábado. Por ejemplo, el ejercicio físico intenso y diversas formas de turismo no están en armonía con la correcta observancia del sábado.

Todo intento de reglamentar la observancia del sábado más allá de los principios que presenta la Biblia, como por ejemplo hacer listas de actividades prohibidas para ese día, resulta contraproducente para una experiencia espiritual sana. El cristiano evaluará su propia experiencia con el sábado según los principios de observancia de ese día, porque sabe bien que el principal propósito del sábado es fortalecer el vínculo de unión entre él y Dios. Por consiguiente, son aceptables todas las actividades que estén regidas por los principios bíblicos y que contribuyan a ese objetivo.

Como nadie tiene la capacidad de juzgar correctamente los motivos personales de los demás, los cristianos han de ser muy prudentes para no criticar a otros hermanos que viven en contextos culturales diferentes a los propios, y que participan de actividades recreativas en sábado que esos otros sí aprueban.

Cuando estén de viaje, los turistas adventistas deberían hacer todo lo posible por observar el sábado con los hermanos del lugar donde se encuentren. Para respetar la santidad del séptimo día, se recomienda que los adventistas eviten usar el sábado para hacer turismo y realizar actividades seculares.

Las iglesias y las instituciones de la iglesia

La Iglesia establece unos reglamentos y unas directrices concretos para los creyentes en general y para todas sus instituciones denominacionales en particular con el objetivo de dar ejemplo sobre la observancia del sábado. Es responsabilidad de los miembros aplicar en sus propias vidas los verdaderos principios de la observancia sabática. La iglesia puede ayudarlos presentándoles los principios que se encuentran en la Biblia y en el Espíritu de Profecía, pero no puede actuar como conciencia de sus miembros.

1. Las iglesias: La función de la iglesia y de la familia en las actividades de los sábados por la tarde. Al pastor y a los dirigentes de cada iglesia se les ha confiado la responsabilidad de ofrecer actividades sabáticas bien planificadas para los niños, los jóvenes, los adultos y los ancianos, y también para las familias y las personas que viven solas. Estas actividades deben subrayar la importancia de hacer del sábado un día de gozo, adoración y descanso. Las actividades de la iglesia deberían complementar, pero no reemplazar, las actividades de la familia y del hogar.

2. Las iglesias: La música para el sábado. La música tiene un profundo efecto sobre nuestro ánimo y nuestras emociones. Los dirigentes de la iglesia han de escoger música y músicos que realcen la atmósfera de adoración del descanso sabático y la relación de cada persona con Dios. Debería evitarse que los ensayos musicales coincidan con las actividades regulares de sábado.

3. Las iglesias: Actividades comunitarias. Aunque los cristianos pueden participar en sábado en determinados tipos de trabajo social en favor de estudiantes, jóvenes y pobres de barrios marginales, han de ser cuidadosos al seguir una conducta que sea consecuente con la observancia sabática. Si se ofrecen actividades educativas o clases especiales para niños y jóvenes, se elegirán temas y clases que difieran de los seculares y comunes que los estudiantes reciben durante la semana y que incluyan actividades que contribuyan a la formación espiritual de los alumnos. Se pueden sustituir los recreos por caminatas en la naturaleza o por el vecindario, y algunas clases por excursiones a la naturaleza.

4. Las iglesias: Recolección Anual. La práctica general de las iglesias adventistas es llevar a cabo la Recolección Anual en días que no sean sábado. Donde se acostumbra a hacer la Recolección en sábado, el plan debería llevarse a la práctica de tal manera que brinde beneficios espirituales a todos los participantes.

5. Las iglesias: Recolección de fondos en sábado. La doctrina de la mayordomía cristiana está presente a lo largo de todas las Escrituras. El acto de dar posee un lugar definido en los servicios de culto. Cuando se hacen llamamientos para recolectar fondos, deberían llevarse a cabo de tal manera que respalden la santidad del servicio así como la del sábado.

6. Las iglesias: Bodas en sábado. La ceremonia matrimonial es sagrada, y en sí misma no es contraria al espíritu de la observancia sabática. Sin embargo, la mayoría de las bodas exigen mucho trabajo, y resulta casi inevitable que durante los preparativos y el banquete de bodas se genere un ambiente secular. Para que el espíritu del sábado no se pierda conviene evitar las bodas en sábado.

7. Las iglesias: Funerales en sábado. En general, los adventistas deberían tratar de evitar los funerales en sábado. Sin embargo, en algunos climas y bajo ciertas condiciones, puede que sea necesario llevar a cabo sin demora el sepelio, aunque sea sábado. En esos casos, se debería solicitar previamente a la empresa funeraria y a los empleados del cementerio que lleven a cabo sus tareas rutinarias antes del comienzo del sábado, de modo que sea menor la cantidad de trabajo que tengan que realizar durante ese día. En algunos casos, se puede realizar el servicio religioso en sábado, y dejar el entierro para después del sábado.

8. Las instituciones de salud de la iglesia. Para muchas personas, las instituciones adventistas de salud constituyen su única oportunidad de contacto con la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Los hospitales adventistas han de ser más que meros sistemas de atención sanitaria, pues disponen de una oportunidad única de dar testimonio cristiano las veinticuatro horas del día a las comunidades que sirven. Asimismo, cada semana tienen el privilegio de presentar el mensaje del sábado por medio de su ejemplo. Al sanar a los enfermos y liberarlos de las cadenas de la enfermedad física, aun en sábado, Cristo dio un ejemplo que consideramos que constituye la base para el establecimiento y el funcionamiento de las instituciones médicas adventistas. Por ello toda institución denominacional que ofrece atención médica al público tiene que estar preparada para atender las necesidades de los enfermos y de los que sufren sin tomar en cuenta el día ni la hora.

Este enfoque deposita en cada institución la gran responsabilidad de generar y llevar a la práctica reglamentos que reflejen el ejemplo de Cristo, y de aplicar los principios de la observancia sabática según se encuentran en las Escrituras y son enseñados por la Iglesia Adventista. Los administradores tienen la responsabilidad especial de encargarse de que todos los departamentos conserven el verdadero espíritu de la observancia del sábado, instituyendo procedimientos adecuados y evitando la laxitud en la observancia de ese día.

Por consiguiente, se recomiendan las siguientes aplicaciones de los principios de observancia del sábado:

a. Brindar, siempre que sea necesario, cuidados médicos de emergencia con buena disposición, total dedicación y los máximos niveles de excelencia. Sin embargo, las instituciones médicas adventistas, así como sus médicos y dentistas, no han de ofrecer los mismos servicios clínicos en sábado que durante el resto de la semana.

b. Cesar todas las actividades rutinarias que puedan posponerse para otro día. Generalmente esto significa cerrar por completo todas las instalaciones y departamentos que no se hallen directamente relacionados con el cuidado del paciente, y mantener un número mínimo de personas cualificadas en los demás departamentos para atender casos de emergencia.

c. Postergar servicios terapéuticos y de diagnóstico. El médico a cargo debería ser el responsable de decidir qué tratamientos son necesarios o constituyen una emergencia. Si se abusa de esta excepción, la administración de la institución médica debe intervenir. Los empleados de la institución que no trabajen en la administración no deberían participar en la toma de este tipo de decisiones, ni ser obligados a enfrentar a los médicos de turno. Se pueden evitar malentendidos si en los reglamentos médicos se deja claro que solamente se llevarán a cabo las intervenciones quirúrgicas, diagnósticas o terapéuticas que no puedan ser postergadas debido al estado del paciente. Si todo esto se explica claramente en el momento de contratar al personal se evitarán abusos y malentendidos.

d. Debería evitarse llevar a cabo en viernes las intervenciones quirúrgicas que puedan esperar. Los procedimientos planificados para ese día permiten al paciente perder menos días de trabajo al permanecer en el hospital durante el fin de semana, sin embargo, esto hace que el primer día posoperatorio, que por lo general requiere de los cuidados más intensivos de enfermería, caiga en sábado.

e. Cerrar las oficinas de la administración y los servicios contables para toda actividad rutinaria. Si bien puede que sea necesario admitir o dar de alta a algunos pacientes en sábado, es recomendable evitar la entrega de facturas y el intercambio de dinero. Para quienes desean servir y salvar a otros, el sábado jamás debería ser una causa de conflicto, sino más bien un distintivo de los que son «hijos de la luz» (Efe. 5: 8; Los hechos de los apóstoles, cap. 25, p. 195).

f. Hacer del sábado un día especial para los pacientes, dando un ejemplo de testificación cristiana que puedan recordar siempre. Es mucho más fácil lograr una observancia significativa del sábado en una institución si la mayoría de sus empleados son adventistas. Los empleados creyentes pueden presentar el sábado bajo un prisma adecuado mientras atienden a los pacientes, y esto puede ser una influencia convincente en las vidas de quienes no pertenecen a nuestra fe.

g. El cuidado directo de los enfermos es una actividad de siete días por semana. La enfermedad no tiene fecha ni hora. A pesar de ello, al fijar los horarios del personal, las instituciones de salud han de tomar en cuenta las creencias, observancias y prácticas religiosas de cada uno de sus empleados, presentes y futuros. La institución ha de planificar todo de modo razonable para adaptarse a dichas creencias religiosas, a menos que se demuestre que ello supondría una pesada carga para el funcionamiento de la institución. Se reconoce que no todos piensan de la misma manera en relación con el carácter de las tareas laborales en sábado. Ni la iglesia ni sus instituciones pueden actuar como conciencia de sus empleados. En lugar de ello, deberían hacerse planes razonables que respeten la conciencia de cada persona.

h. Resistir las presiones a rebajar las normas adventistas. Algunas instituciones han recibido presiones por parte de la comunidad, de los equipos médicos o de los empleados —en casos en los que la mayoría no son adventistas— para abandonar o rebajar los principios y las prácticas de observancia del sábado de modo que este sea considerado como cualquier otro día. En algunos casos se han ejercido presiones para que se mantuvieran todos los servicios durante el sábado y se disminuyeran durante el domingo. Es necesario resistir con determinación acciones como estas. Si una institución cediera a ellas, habría que analizar detenidamente la relación de esa institución con la iglesia.

i. Enseñar a los empleados no adventistas los principios de observancia del sábado que practica la institución. Desde el momento en que es empleado por una institución adventista de salud, todo no adventista tiene que ser informado de cuáles son los principios de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, en especial en lo que respecta a los reglamentos institucionales relacionados con la observancia del sábado. Puede que quienes no pertenecen a la iglesia tengan creencias distintas a las nuestras, pero es necesario que sepan desde el principio qué es lo que se espera de ellos como parte del programa de la institución y para ayudar a que esta alcance sus objetivos.

j. Fomentar en los empleados adventistas una actitud de testificación cristiana continua. Puede que el único contacto que muchos empleados no adventistas tengan con los adventistas se produzca en la institución que los emplea. Todas las relaciones deberían ser cordiales y amistosas, y expresar el amor que fue ejemplificado en la vida y obra del Gran Médico. La compasión por los enfermos, la consideración desinteresada por el prójimo, la disposición a servir y una lealtad sin reservas a Dios y a la iglesia pueden llegar a ser sabor de vida para vida. La observancia del sábado no es solo un deber, sino también un privilegio y un honor. Jamás debería convertirse en una carga o una molestia para quienes lo guardan o para quienes nos rodean.

9. El trabajo en sábado en hospitales no adventistas. Si bien es esencial que en las instituciones médicas se lleven a cabo un mínimo de actividades sin interrupción para mantener el bienestar y la comodidad de los pacientes, los adventistas que trabajan en instituciones no adventistas donde, durante las horas del sábado, no se reducen las tareas rutinarias, tienen la obligación de recordar los principios que rigen todas las actividades sabáticas. Para evitar situaciones que supongan nuevos obstáculos para guardar el sábado en instituciones no adventistas, se recomienda:

a. Que cuando los adventistas acepten empleos en hospitales no adventistas, den a conocer cuáles son sus principios de observancia del sábado y soliciten un horario de trabajo que los exima de trabajar en sábado.

b. Que cuando los horarios u otros factores hagan que les resulte imposible no trabajar en sábado, los adventistas especifiquen con claridad las tareas, si las hubiera, que pueden realizar en sábado con la conciencia tranquila, y la frecuencia de ellas.

c. Que en los casos en que no sea posible aplicar lo mencionado en los puntos anteriores, los adventistas pongan en primer lugar su lealtad a los requerimientos de Dios y se abastengan de llevar a cabo tareas rutinarias en sábado.

10. Instituciones educativas adventistas. Los colegios secundarios adventistas con internado cumplen una función muy importante en la formación de hábitos de observancia del sábado en las generaciones futuras de miembros de iglesia. De la misma manera, los colegios superiores y universidades adventistas también contribuyen a moldear el pensamiento de los futuros pastores y profesionales de la iglesia. Por consiguiente, es importante que, en estas instituciones, tanto la teoría como la práctica de cómo sacar el mejor provecho de las gozosas bendiciones del sábado estén tan cerca del ideal como sea posible. La aplicación de estos principios debería incluir:

a. Una preparación adecuada para el sábado.

b. Una clara delimitación del comienzo y el final de las horas del sábado.

c. Actividades institucionales apropiadas: cultos, grupos de oración, testificación, etcétera.

d. Una reducción al mínimo —solamente las esenciales— de las tareas de sábado, encomendándolas en la medida de lo posible a voluntarios, en lugar de que las lleven a cabo quienes las realizan durante la semana.

e. Cultos inspiradores que, en la medida de lo posible, sirvan como modelo de lo que se espera caracterice los cultos de las iglesias del territorio donde se encuentra la institución.

f. Actividades adecuadas y variadas para las tardes de los sábados.

g. Una estructuración del programa semanal de manera que el sábado produzca un gozo perdurable y llegue a ser el clímax de la semana, en lugar de constituir un preludio a actividades de diferente naturaleza el sábado después de la puesta del sol.

i. Las ventas en el comedor estudiantil. Los comedores estudiantiles tienen el propósito de servir a los estudiantes, a sus allegados cuando vienen de visita, y a invitados ocasionales; por ello, no deberían estar abiertos al público en sábado. Para evitar transacciones comerciales innecesarias durante las horas sagradas, cada institución debería tomar medidas para que se realicen los pagos fuera de las horas sabáticas.

ii. La asistencia del personal docente a encuentros profesionales. En algunos países, los adventistas tienen el privilegio de asistir a encuentros profesionales para mantenerse al día de los avances en su campo de especialización. Puede resultar tentador justificar la asistencia a estos encuentros en sábado, por lo que se exhorta a que el personal académico participe del culto junto con sus hermanos de iglesia, en lugar de participar con sus colegas de dichos encuentros profesionales.

iii. Las estaciones de radio. Las estaciones de radio de colegios y universidades pueden ser una bendición para sus comunidades. Para sacar el mejor partido a esas bendiciones, la programación durante las horas del sábado ha de reflejar la filosofía de la iglesia. Si durante el sábado se hacen llamamientos para recolectar fondos, deberían llevarse a cabo de manera tal que no se pierda el carácter sagrado de ese día.

iv. Los viajes de promoción. Si se desea mantener el espíritu sabático de adoración, los viajes de promoción han de planificarse de tal manera que se evite al máximo viajar en sábado y se brinde todo el tiempo posible para asistir al culto en compañía de otros creyentes. Las horas del sábado no deberían emplearse para viajar con el propósito de ofrecer un programa el sábado después de la puesta del sol.

v. La observancia del sábado en la formación de los futuros pastores. Los pastores tienen la gran responsabilidad de modelar, con su ejemplo, la vida espiritual de la iglesia. Por eso las instituciones que forman a los futuros pastores y a sus esposas han de ayudar a sus estudiantes a desarrollar una sólida filosofía de la observancia del sábado. Si los estudiantes de teología reciben una orientación apropiada, esta podrá ser decisiva para la experiencia de renovación auténtica del gozo de la observancia del sábado en sus vidas y en las de sus iglesias.

vi. Exámenes en sábado. Los adventistas que han de hacer exámenes obligatorios en sábado, bien porque estudian en instituciones no adventistas o para la obtención de títulos oficiales, enfrentan un problema especial. En ese caso, recomendamos que se soliciten excepciones para no tener que presentarse a exámenes durante las horas sabáticas. La iglesia ha de exhortar a sus miembros a que observen cuidadosamente el sábado y, siempre que resulte posible, interceder ante las autoridades competentes para que el estudiante pueda reverenciar el día del Señor y al mismo tiempo cumplir con sus obligaciones académicas o profesionales.

Empleos seculares y negocios en sábado

1. Declaración de principios. El concepto bíblico del sábado abarca tanto una dimensión divina como una dimensión humana (Mat. 12: 7). Desde la perspectiva divina, el sábado extiende una invitación al creyente a renovar su compromiso con Dios y a dejar de lado las actividades cotidianas para adorar a Dios con mayor libertad y cabalmente (Éxo. 20: 8-10; 31: 15, 16; Isa. 58: 13, 14). Desde la perspectiva humana, el sábado llama al creyente a celebrar el amor creador y redentor de Dios mostrando misericordia e interés por los demás (Deut. 5: 12-15; Mat. 12: 12; Luc. 13: 12; Juan 5: 17). Por eso el sábado abarca el cese de las actividades seculares con el objetivo de honrar a Dios y llevar a cabo actos de amor y bondad hacia nuestro prójimo.

2. Las tareas esenciales y urgentes. Para mantener la santidad del sábado, los adventistas deben tomar decisiones prudentes en materia de empleo, y ser guidados por una conciencia iluminada por el Espíritu Santo. La experiencia ha demostrado que resulta contraproducente escoger vocaciones que no permitirán adorar al Creador con libertad en sábado, sin tener que comprometerse en tareas seculares. Esto significa que los adventistas han de evitar empleos que, aunque resulten esenciales para el funcionamiento de una sociedad tecnológicamente avanzada, puedan resultar problemáticos para la observancia del sábado.

Tanto las Escrituras como el Espíritu de Profecía indican claramente nuestros deberes cristianos hacia nuestros semejantes, incluso durante el sábado. Actualmente, muchos profesionales que se dedican a salvar vidas y proteger propiedades tienen que atender situaciones urgentes. Hacer planes para convertir ciertas actividades de emergencia en tareas habituales de fin de semana —que requieren trabajar en sábado— con el objetivo de recibir beneficios económicos no se encuentra en armonía con los principios de la observancia del sábado establecidos por Cristo. Lo mismo se aplica a aceptar trabajos urgentes únicamente durante los fines de semana con el propósito de incrementar el presupuesto familiar. No es lo mismo intervenir en situaciones de urgencia donde están en juego la libertad y la seguridad de otras personas que ganarse la vida realizando en sábado estas tareas, que además suelen ir acompañadas de actividades comerciales, seculares o de rutina (véanse los comentarios de Cristo sobre la necesidad de rescatar un buey o una oveja de una zanja de manera ocasional y sobre la obra de ayudar a los necesitados [Mat. 12: 11; Luc. 13: 16]). Ausentarse de la casa de Dios y ser privado de la comunión con los hermanos en la fe durante el sábado puede afectar de manera negativa la vida espiritual de una persona.

Muchos responsables de los llamados «servicios mínimos» están dispuestos a planificarlos de modo que favorezcan a los observadores del sábado. Donde no exista esta garantía, los adventistas deberían estudiar con detenimiento los principios bíblicos de la observancia del sábado y, a la luz de ellos, analizar el tipo de actividad y de entorno, los requisitos del trabajo y sus motivos personales antes de comprometerse a trabajar en sábado. Deberían hacer al Señor la misma pregunta que le hizo Pablo durante su viaje a Damasco: «Señor, ¿qué quieres que haga?». Si se tiene esta actitud de fe, estamos convencidos de que Dios guiará a los creyentes para que puedan discernir su voluntad, y les dará la fuerza y la sabiduría necesarias para obedecerla.

3. Decisiones morales en relación con la observancia del sábado. Las instituciones militares, educativas y gubernamentales, entre otras, en ocasiones coartan o deniegan los privilegios de la observancia sabática. Para prevenir o aliviar estas situaciones lamentables, se deberían tomar en cuenta las siguientes sugerencias:

a. Debería designarse un dirigente competente de la iglesia, preferiblemente el director de Relaciones Públicas y Libertad Religiosa, para que se mantenga al día de los acontecimientos o situaciones que podrían afectar la libertad de culto en sábado. Cada vez que se presente o se contemple una medida o una ley que perjudique a los adventistas, este dirigente se presentará ante las autoridades responsables con el fin de interceder ante ellas. Este curso de acción puede prevenir la promulgación de leyes que coarten o denieguen los privilegios de la observancia del sábado.

b. Se ha de exhortar a los creyentes adventistas a que por fe mantengan el principio de la observancia del sábado más allá de las circunstancias, confiando en que Dios honrará su compromiso con él. Los miembros de iglesia deberían brindar ayuda espiritual, moral y, de ser necesario, material a los hermanos que tengan problemas por causa del sábado. Este apoyo servirá para fortalecer el compromiso con el Señor no solo del miembro que está pasando por dichas dificultades, sino también el de toda la iglesia.

4. Compra de productos y pago de servicios en sábado.

a. El sábado ha sido diseñado para brindar libertad y gozo espirituales a todas las personas (Éxo. 20: 8-11). Como cristianos, hemos de defender este derecho humano básico que el Creador garantiza a cada individuo. Como regla general, debería evitarse comprar, salir a comer a restaurantes y pagar por servicios que nos brinden otras personas, dado que estas actividades no se hallan en armonía con el principio y la práctica de la observancia sabática.

b. Al mismo tiempo, las actividades comerciales mencionadas anteriormente alejarán la mente de la santidad del sábado (ver Neh. 10: 31; 13: 15). Con una adecuada planificación, es posible tomar las precauciones debidas que permitan suplir de antemano las necesidades sabáticas.

5. Viajar en sábado. Aunque en ocasiones puede ser necesario viajar en sábado para cumplir con ciertas actividades relacionadas con ese día, los viajes en sábado no deberían convertirse en una actividad secular. Por consiguiente, es necesario hacer los preparativos con antelación. Antes del comienzo del sábado, hay que atender las necesidades de combustible del automóvil, y asimismo evitar los viajes en sábado por razones personales o de negocios.

6. Otros problemas laborales con el sábado. Si un miembro de iglesia que se ve obligado a renunciar a su puesto o pierde su trabajo por causa del sábado, es posteriormente empleado por la denominación para el desempeño de un trabajo similar, han de seguirse estas recomendaciones cuando la naturaleza del nuevo puesto requiera que trabaje en sábado:

a. El miembro recibirá una explicación detallada de la naturaleza de su nuevo trabajo.

b. La organización debería hacer todo lo que estuviera a su alcance para garantizar que, en sábado, solo se llevaran a cabo los aspectos esenciales del nuevo trabajo. Los administradores también tendrían que explicarle al nuevo empleado los propósitos religiosos y objetivos básicos de la organización que lo ha empleado.

c. Se adoptará un horario rotativo para que el miembro que, siguiendo los dictados de su conciencia, aceptó trabajar en sábado, pueda disfrutar con frecuencia de una experiencia de celebración más plena del sábado.

7. Turnos de trabajo. Todo adventista que trabaje en una empresa o institución que organice el trabajo de los empleados por turnos, puede recibir de vez en cuando una solicitud de trabajar en sábado. En tales circunstancias, se exhorta al miembro de iglesia a tomar en cuenta las siguientes sugerencias:

a. Debería esforzarse en ser el mejor trabajador posible, y un empleado tan valioso que su empleador no pueda prescindir de él.

b. Si surge un problema, el miembro debería buscar la forma de resolverlo directamente con su jefe, pidiéndole que le acomode los horarios de manera voluntaria y equitativa.

c. El miembro debería sugerirle a su empleador las siguientes posibilidades: Trabajar siguiendo un horario flexible. Aceptar los turnos que menos desean sus colegas. Cambiar de turno con otro empleado. Trabajar los días feriados.

8. Ayuda de la organización. Si un empleador se resiste a llegar a un acuerdo, el miembro debería buscar inmediatamente la ayuda del pastor y del Departamento de Relaciones Públicas y Libertad Religiosa, en los países donde este departamento brinde este tipo de servicios.

 

Documento aprobado por la Junta Directiva de la Asociación General el 9 de julio de 1990 en el Congreso de la Asociación General de Indianápolis, Indiana.

Adventista.es