Introducción
Según el plan de Dios, el diezmo y las ofrendas voluntarias de su pueblo constituyen el medio para el sostenimiento de su obra en esta tierra. El diezmo es la principal fuente de recursos de que dispone la Iglesia Adventista del Séptimo Día para la proclamación del evangelio a todo el mundo, que incluye sus esfuerzos de evangelización mundial y la instrucción espiritual de sus feligreses. Puesto que el diezmo está reservado para propósitos determinados, las ofrendas voluntarias deben proporcionar los recursos para muchos de los aspectos de la obra evangélica.
Principios relacionados con el uso del diezmo
1. Únicamente las asociaciones de la iglesia están autorizadas a asignar el destino de los fondos que provienen de los diezmos. El diezmo es del Señor y ha de ser llevado al «alfolí» —que es la tesorería de la asociación— por medio de la iglesia local de cada miembro. «Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi Casa: Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde» (Malaquías 3: 10).*
«El diezmo es sagrado, reservado por Dios para sí. Ha de ser traído a su tesorería para ser empleado en el sostén de los obreros evangélicos en su obra» (Obreros evangélicos, subsección «El sostén del evangelio», p. 238).
2. Las asociaciones y las uniones han de compartir el diezmo con la iglesia mundial.
«Cada vez más hemos de darnos cuenta de que los medios que llegan a la asociación en diezmos y ofrendas de nuestro pueblo deben ser usados para el sostenimiento de la obra no solo en las ciudades norteamericanas, sino también en territorios extranjeros. Los recursos reunidos con tanto celo han de ser distribuidos con abnegación. Quienes perciban las necesidades de los campos misioneros no se verán tentados a usar el diezmo inadecuadamente» (Manuscrito 11, 1908).
3. La naturaleza del trabajo de un obrero determinará si ha de ser sostenido por fondos provenientes de diezmos o no. Ningún otro factor, ni siquiera la credencial que tenga el obrero en ese momento, servirá de criterio para que reciba un salario proveniente del diezmo.
«El diezmo debe ir a quienes trabajan en palabra y doctrina, sean hombres o mujeres» (Manuscrito 149, 1899).
4. El diezmo debe utilizarse únicamente para el sostenimiento de quienes están dedicados a la evangelización y al ministerio.
«El diezmo ha de ser usado con un propósito: sostener a los ministros que el Señor ha designado para hacer su obra. Ha de ser usado para sostener a quienes hablan palabras de vida a la gente y llevan las cargas del rebaño de Dios» (Manuscrito 82, 1904).
5. El funcionamiento de la iglesia local es importante, pero no debería ser sostenido por el diezmo.
«El diezmo no debe ser consumido en gastos incidentales. Eso corresponde a los miembros de la iglesia, que deben sostener su iglesia mediante sus donativos y ofrendas» (Carta 81, 1897).
Normas para el uso del diezmo
¿A qué debe destinarse el diezmo?
1. Al sostenimiento de evangelistas, pastores e instructores bíblicos.
2. Al sostenimiento del personal que dirige la obra evangelizadora y pastoral de la iglesia. Este personal incluye a los dirigentes de las asociaciones, los directores de departamento, los contadores, los empleados administrativos y las secretarias.
3. A los gastos necesarios para financiar las actividades de evangelización y pastorales de la iglesia, tales como:
a. gastos de evangelización,
b. gastos administrativos de las oficinas de la asociación,
c. adquisición de equipos para las oficinas de la asociación y para la evangelización,
d. gastos operativos de la celebración de campamentos y encuentros campestres.
4. Al sostenimiento de las operaciones que se consideran esenciales para los ministerios de evangelización y pastorales de la iglesia:
a. Escuelas primarias: asignaciones de hasta un treinta por ciento del total de los salarios y gastos de los directores y maestros, en reconocimiento de su función como líderes espirituales.
b. Escuelas secundarias: el equivalente al sostenimiento total de los profesores de Biblia y, en los colegios con internado, de los directores de las residencias estudiantiles y rectores.
c. Colegios superiores y universidades: una suma igual al gasto total de los departamentos de Biblia de esas instituciones, y al salario de los directores de las residencias estudiantiles, el rector y el decano.
d. Colportores: una asignación de la asociación en concepto de regalías.
e. Centros de conferencias y campamentos de las asociaciones: una asignación destinada a los gastos operativos de los campamentos de jóvenes y de la asociación.
f. Medios de comunicación: producción de material impreso y de programas de radio y televisión.
g. Jubilación: Prestaciones de jubilación de los empleados denominacionales, con excepción de quienes se rijan por otros reglamentos, como por ejemplo, los empleados de instituciones médicas.
¿A qué no debe destinarse el diezmo?
1. A los gastos operativos y de mantenimiento de las iglesias locales, que tienen que ser financiados por las ofrendas de los feligreses.
2. A los gastos operativos y de mantenimiento de las escuelas primarias, que deben financiarse con los ingresos procedentes de inscripciones, cuotas mensuales o subsidios de la iglesia.
3. A los gastos operativos y de mantenimiento de las instituciones de educación secundaria y superior, que han de ser financiados con los ingresos procedentes de inscripciones, cuotas mensuales y otros ingresos institucionales.
4. A los proyectos de construcción de templos, oficinas de asociaciones o instituciones, los cuales deben ser financiados con recursos procedentes de ofrendas de miembros o de otras fuentes que no provengan de los diezmos.
La administración de los diezmos
1. La función de la familia de la iglesia con respecto a la administración de los fondos provenientes de los diezmos. La iglesia mundial es la familia de Dios en la tierra. Cada miembro, como parte de esa familia, tiene privilegios y responsabilidades en cuanto a cómo se determina la recolección y distribución de los fondos provenientes de los diezmos. Por medio de la acción colegiada del Congreso de la Asociación General y de la Junta Directiva del Concilio Anual de la Asociación General, la familia de la iglesia determina las normas —en armonía con los principios de las Escrituras y del Espíritu de Profecía — para la recolección, asignación y administración de los fondos provenientes de los diezmos.
Esta declaración es el producto de numerosas consultas con un buen número de miembros de la iglesia: laicos, pastores, administradores de las asociaciones y dirigentes de la iglesia mundial. Como miembros de la familia, cada creyente, institución y organización ha de preservar el honor de la familia operando dentro de los límites que marcan estas orientaciones, para brindar un sistema de apoyo financiero estable, confiable y sostenible en pro de la proclamación del evangelio a todo el mundo.
2. El «alfolí» o «tesorería» de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Según las Escrituras, el diezmo es del Señor y ha de ser llevado al «alfolí» como un acto de adoración. La Iglesia Adventista del Séptimo Día lleva a cabo esta tarea al enviar el diezmo a la tesorería de la asociación por medio de la iglesia a la que pertenece cada miembro. Cuando se den circunstancias atípicas, los miembros de iglesia han de consultar con los dirigentes de su misión o asociación local. Cualquier otro plan provoca confusión y competitividad, lo cual debilita la estructura financiera de la iglesia y por ende su capacidad para cumplir su misión en todo el mundo. Para que la iglesia pueda seguir adelante con un programa mundial equilibrado y sólido, los miembros no deberían canalizar el diezmo del Señor a proyectos de su propia elección.
3. Opciones para el envío de fondos al «alfolí».
a. El Señor promete bendiciones sin medida a quienes devuelvan fielmente el diezmo. La familia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha determinado que la manera normal de envío de fondos al «alfolí» sea por medio de la misión o asociación local.
b. Si por razones de confidencialidad algún miembro decide enviar parte de sus diezmos directamente a la Asociación General o a la unión local, estas podrán aceptar dichos diezmos, que han de ser reenviados a la asociación a la que pertenece el miembro sin identificar a este, para que sean distribuidos a la Iglesia mundial por los canales ordinarios. Es necesario que se exhorte a estos miembros a que procesen sus diezmos a través de los canales regulares.
4. La distribución de los diezmos.
a. El plan de distribución de los diezmos constituye una manera equilibrada de distribuir equitativamente los recursos económicos entre la Iglesia mundial en conjunto. Este plan es básico y esencial para el sistema de sostenimiento financiero de la obra de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en todo el mundo.
b. Las iglesias, las asociaciones, las uniones, las divisiones y la Asociación General no aceptarán diezmos de parte de los miembros que soliciten que estos se usen en forma contraria a los porcentajes usuales de distribución establecidos para los diversos niveles de la organización eclesiástica.
c. La iglesia local se halla autorizada únicamente a aceptar y remitir el total de los diezmos a la tesorería de la misión o asociación local.
5. Solicitud de diezmos. Los pastores y los administradores de una misión o asociación no pueden solicitar los diezmos de los miembros de otras asociaciones o divisiones. La Iglesia ha hecho provisión para la distribución equilibrada de los recursos financieros.
6. Destinar los diezmos a organizaciones de la iglesia. Las organizaciones de la iglesia, como por ejemplo La Voz de la Esperanza, Fe para Hoy o Está Escrito, no pueden aceptar fondos a sabiendas de que provengan de los diezmos de miembros de la Iglesia. Cuando los miembros envían sus diezmos a una organización de la Iglesia, tienen la responsabilidad de indicar que es dinero proveniente de diezmos.
7. Los diezmos de miembros que se trasladan. Se exhorta a los miembros que se muden de un lugar a otro a que soliciten su traslado a la nueva iglesia en un plazo máximo de seis meses, y a que comiencen a sostener a su nueva iglesia y a la asociación locales, de las que ahora reciben el alimento espiritual, la atención pastoral y otros servicios.
8. Peticiones de dinero prestado proveniente de los diezmos. Ni las iglesias, ni las instituciones educativas (diezmos de los alumnos), ni las asociaciones, ni ninguna persona, han de «pedir dinero prestado» proveniente de los diezmos para atender necesidades individuales, de la iglesia o de la asociación. Los diezmos únicamente han de tenerse en custodia hasta la fecha de envío establecida.
9. La no aceptación de dinero proveniente de los diezmos. Si dentro del marco del presente reglamento surge una situación que no permita a una organización aceptar fondos provenientes de diezmos, se deberán hacer esfuerzos para obtener la autorización del miembro para dirigir los fondos a los canales regulares. Si no se obtiene esa autorización, el diezmo le será devuelto y se incluirá una explicación apropiada exhortando a esa persona a que participe en el plan de la iglesia de distribución del diezmo del Señor con la Iglesia mundial.
10. La no devolución de los diezmos. El diezmo que ha sido aceptado y por el cual se ha entregado recibo no será devuelto a quienes, por diversas razones, pudieran solicitar su devolución.
11. La responsabilidad de los dirigentes. El liderazgo de la iglesia a todos los niveles es un cometido sagrado. La negativa o el rechazo a cooperar con los reglamentos acordados por la familia de la iglesia en relación con la administración de los diezmos reduce la capacidad de la iglesia para cumplir su misión en todo el mundo. Quienes hagan caso omiso a estos reglamentos no están calificados para ser dirigentes de la iglesia.
ACLARACIÓN: Las normas especificadas en el presente documento no se aplican a las ofrendas. Los miembros pueden decidir adonde dirigir sus ofrendas.
Orientaciones adoptadas por acuerdo de la Junta Directiva de la Asociación General el 14 de octubre de 1985 en el Concilio Anual de Washington D.C.
* «Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde» (Mal. 3: 10, NVI).— N. de los E.