Los adventistas consideramos que todos los hombres y mujeres son iguales a la vista de Dios. Reprobamos la intolerancia contra cualquier persona, no importa cuál sea su raza, nacionalidad o credo. Asimismo nos sentimos gozosos de reconocer que hay cristianos sinceros en otras denominaciones, incluido el catolicismo romano, y trabajamos de manera coordinada con todas las entidades y organismos que procuran aliviar el sufrimiento humano y exaltar a Cristo ante el mundo.
Los adventistas procuramos tener una actitud positiva hacia las demás religiones. Nuestra tarea principal es predicar el evangelio de Jesucristo en el contexto de su pronto regreso, y no dedicarnos a señalar los errores de otras denominaciones. Las creencias adventistas se hallan enraizadas en las enseñanzas bíblicas de los apóstoles y por lo tanto comparten muchos conceptos básicos del cristianismo con los seguidores de otras iglesias cristianas. No obstante, poseemos una identidad específica como movimiento religioso. Nuestro mensaje, tanto para los cristianos como para los no cristianos, es comunicar esperanza al mostrar la calidad de vida que se halla en Cristo.
En nuestra relación con el catolicismo romano en particular, tomamos en cuenta tanto el pasado como el futuro. No podemos borrar ni ignorar el registro histórico de grave intolerancia e incluso de persecución aplicadas por la Iglesia Católica Romana. El sistema católico romano de gobierno eclesiástico, que se basa en enseñanzas ajenas a la Biblia como la primacía del papado, ha resultado en graves abusos de la libertad religiosa en los casos en que la iglesia se había aliado con el estado.
Los adventistas estamos convencidos de la validez de nuestra interpretación de las profecías, según las cuales la humanidad está viviendo cerca del fin del tiempo. Basados en las predicciones bíblicas, creemos que poco antes de la segunda venida de Cristo esta tierra experimentará un período de agitación sin precedentes, cuyo eje central será la observancia del sábado. En ese contexto, anticipamos que las religiones mundiales — entre ellas, las principales entidades cristianas como participantes clave— se alinearán con las fuerzas que se oponen a Dios y al sábado. Una vez más, la unión de la Iglesia y el Estado dará como resultado una opresión religiosa generalizada.
Culpar de las pasadas violaciones de los principios cristianos a una denominación en concreto no constituye una interpretación certera de la historia ni del propósito de la profecía bíblica. Reconocemos que en ocasiones los protestantes, incluidos los adventistas, han manifestado prejuicios e incluso intolerancia. Si, al exponer lo que enseña la Biblia, los adventistas no logramos expresar amor por los destinatarios del mensaje, no estaremos dando muestras de un cristianismo genuino.
Los adventistas procuramos ser justos al tratar con los demás. Por ello, si bien somos conscientes del registro histórico y continuamos sosteniendo nuestras perspectivas en relación con los acontecimientos del tiempo del fin, reconocemos algunos cambios positivos en el catolicismo reciente, y enfatizamos la convicción de que muchos católicos romanos son hermanos y hermanas en Cristo.
Declaración registrada el 15 de abril de 1997 por la Junta Administrativa de la Asociación General y dada a conocer por Robert S. Folkenberg, presidente de la Asociación General.